Delft, Holanda, 1665. Griet, de 17 años, entra a trabajar como criada en casa de la familia de Johannes Vermeer. Aunque son totalmente diferentes tanto en educación como en estatus, el pintor descubre la sensibilidad de la joven hacia la pintura. Así se inicia entre ambos una relación en la clandestinidad, basada en el deseo y vivida en la fantasía.
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