Cada vez que se inicia una partida nueva en Heart&Slash se empieza en la misma habitación, la que conoces ya muy bien. Una planta de montaje robot que te recompone una y otra vez después de un nuevo fracaso.
La voz en las pantallas insta a que estés tranquilo, y una vez más le desobedeces y comienzas tu huida. Pronto encontrarás equipamiento. Podría ser un arma que ya sabes cómo usar, o tal vez es una arma que nunca has visto antes. Sea lo que sea, tendrás que hacerte con ella, al menos hasta que encuentre algo más, o al menos hasta que tengas suficiente XP para actualizar tu equipo.
Robots de garantía de calidad, empeñados en desmontarte por tu incumplimiento, te atacan. Muchos a la vez, has aprendido sus debilidades y sus patrones durante tus huidas anteriores, por lo que a primera vista no plantean ningún desafío. Les rebanas, lanzas y haces combos en el aire a patadas. Pero a medida que avanzas a través de la fábrica, nuevos enemigos comienzan a aparecer. Enemigos que no habías visto nunca cuyas combinaciones que nunca antes habías probado. Poco a poco pequeños errores drenan tu salud mientras intentas hallar el camino hacia la salida de este maldito laberinto.
El paisaje cambia cuando llegas a la salida de fábrica. Miras a tu equipo y tu experiencia, tratando de decidir la mejor manera de prepararse para el jefe. Tal vez puedas descartar esas "wall-jumping legs" por algo de salud adicional. O tal vez es más sabio para aumentar el daño tu arma... Tomas tu decisión y entras en la guarida del jefe. Quizás esta vez lo consigas...
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